A ti, mi amiga.

Los más bellos versos te pudiera escribir,
pero tú, amiga, más merecerías,
las mejores rimas que se pudieran concebir,
pero a tu belleza, amiga, no se acercarían.

Tantos años, tantos minutos,
tantas risas, tantos lloros,
tantos secretos y desahogos,
tanto tiempo estando juntos.

Un «nosotros» antaño conjuramos,
un yo contigo, un tú conmigo,
y desde que tal promesa juramos,
eso fui, tu mejor amigo.

Tal vez no sean unos versos trabajados,
no tengan elogio alguno merecido,
y no canten al ser amado,
pero describen el cariño sentido.

Admito que alguna anécdota he excluido,
y que mucho más decirse podría,
y aunque mucho me llene de melancolía
debo dar mi regalo por concluido.

y con la firma:

Siempre tuyo, tu loco poeta,
que tras un golpe haberse dado,
ha perdido la chaveta
y la cordura le ha dejado.